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miércoles, 28 de mayo de 2014
Importancia de la educación ambiental en la formación de la identidad personal.
He publicado una entrada en el blog Proclaes.es sobre la importancia de la educación ambiental en la formación de la identidad personal.
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viernes, 23 de mayo de 2014
Senderismo en Guadalteba: Aguas salobres.
En esta entrada voy a intentar explicar el motivo de la existencia de aguas saladas en la provincia de Málaga, especialmente en las comarcas de Guadalteba y Antequera.
En la provincia de Málaga existen dos importantes masas de
agua salada y en la existencia de ambas tiene algo que ver la mano humana. Por
una parte el embalse del Guadalhorce, que recibe los aportes de aguas
hipersalinas del manantial de Meliones así como de arroyos salados, y por otro
la laguna de Fuente de Piedra, que tiene un origen natural pero ha sufrido
importantes modificaciones por parte del hombre para favorecer la evaporación y
aprovechar la sal.
El origen de la salinidad que presentan estas aguas del
noroeste de la provincia de Málaga se encuentra en el llamado Trías de
Antequera. Durante todo el triásico el borde de la placa Ibérica, dentro del
mar de Tetis (Thetys), debió formar una especie de laguna salada somera, que se
quedaba aislada del océano por épocas hasta llegar a secarse, produciéndose
precipitación de sales. Estos episodios se alternan con épocas de depósitos
calcáreos, que evidencian episodios de inmersión-emersión. El resultado es la
paulatina acumulación de capas de arcillas, margas y brechas ricas en yesos o
directamente de gruesos depósitos de yesos.
Estas capas ricas en yesos de edad triásica dan paso a
materiales eminentemente marinos, especialmente calcáreos, durante el mesozoico,
hasta el origen de la orogenia alpina, momento en el que los materiales sufren
algunos episodios de deformación, se pliegan, y se favorece la aparición de
cuencas sedimentarias continentales en las que se depositan materiales del
terciario (mioceno) que también pueden llegar a acumular yesos que tienen su
origen en materiales más antiguos.
El manantial de los Meliones tiene su origen en un karst
sobre yesos que alcanzan un grosor importante, y que configura una compleja red
de manantiales que alimentan a varios arroyos y terminan vertiendo al río
Guadalhorce. Se acumulan en el embalse del Guadalhorce el cual ha alcanzado una
salinidad elevada, que en las zonas más profundas supera a la del mar (las
aguas salinas son más densas y tienden a hundirse en el fondo, mientras que las
dulces que entran al embalse se acumulan en la superficie, en un efecto
denominado la trampa de salinidad o de densidad). La salinidad es debida a
yesos y sodio entre otras sales. Las aguas que salen del manantial de los Meliones
pueden llegar a duplicar la salinidad marina en función de las condiciones
ambientales.
En la laguna de Fuente de Piedra la salinidad parece
provenir esencialmente de las capas profundas de suelo (arcillas rojas del
Trías de Antequera) que sirven de base a materiales más modernos del mioceno,
que han sufrido un proceso secundario de salinización y son los que funcionan
como acuífero. Las lluvias llevan los freáticos a la superficie y las aguas
disuelven las sales del sustrato formándose así la lámina de agua salina.
Conforme avanza el verano y aumenta la evaporación el nivel de salinidad
aumenta, hasta alcanzar unas condiciones de salinidad que permiten solo la vida
de organismos extremófilos (adaptados a vivir en condiciones de vida extremas).
Estas algas forman unas películas sobre el fango de la laguna que sirve de
alimento a los flamencos.
En futuras entradas os hablaré algo más sobre los karst
sobre yesos andaluces, que forman unos espacios de extraordinaria belleza y de
un valor ecológico incalculable.
lunes, 19 de mayo de 2014
Las sierras del Hacho de Pizarra y Álora.
Uno de los pasiajes más curiosos de toda la provincia de
Málaga lo componen las sierras de los Hacho de Pizarra y Álora, constituidas
por paredes casi verticales y laderas de pronunciadas pendientes, en las que son
frecuentes los derrumbes y los grandes bloques desprendidos, que conforman un
paisaje muy interesante.
Estos montes, con forma de meseta, están constituidos por
areniscas y conglomerados y se depositaron durante todo el mioceno
(aproximadamente comenzó hace 23 millones de años y terminó hace 5 millones de
años). Materiales similares, además de en los Hacho, aparecen en la Sierra
Llana de Cártama, entre los municipios de Cártama y Alhaurín de la Torre, entre
las barriadas de Doña Ana y La Fuensanta, además de en las inmediaciones del
embalse Conde del Guadalhorce, entre los municipios de Ardales y Teba, aunque
ya aquí la naturaleza de los depósitos es diferente, se torna más clara y algo
más margosa, y se extienden hasta rodear la cara norte de la Serranía de Ronda
(Cañete La Real) y ya en Cádiz Setenil y Alcalá del Valle, por poner ejemplos,
aunque como os digo, ya aquí la naturaleza de los materiales es diferente
aunque sean similares en cuanto a edad y los procesos que les dieron lugar.
Álora, rodeada en las zonas bajas de arcillas, dedicadas al cultivo de secano se sitúa al pie de su propio Hacho, también de paredes casi verticales. |
En la zona del Guadalhorce (hasta Ardales) estos materiales
del mioceno son de influencia maláguide y en menor medida alpujárride.
Mayoritariamente estos complejos están constituidos por materiales oscuros,
ricos en biotina, esquistosos, con granates, andalucita, y frecuentemente
calcáreos.
Detalle de una pared casi vertical de areniscas. |
Detalle de una pared vertical de Conglomerados, en los que llegan a aparecer grandes bloques (piedemonte fosilizado) Estas rocas son en su inmensa mayoría maláguides. |
Aunque la historia geológica de la zona es muy compleja,
puede resumirse de la siguiente manera. Cuando se origina la orogenia alpina, a
finales del cretácico, hace 65 millones de años, durante el paloógeno, los
materialkes maláguides y alpujárrides formaban parte de la placa de Alborán,
que colisionó con la placa Ibérica, de manera que estos materiales
originalmente sedimentarios, sufrieron fuertes procesos de deformación y
metamorfismo, especialmente los alpujárrides, que los hicieron aflorar de las
aguas marinas, constituyendo una zona de islas. En los fondos marinos
profundos, durante el eoceno y oligoceno se depositan materiales turbidíticos,
los conocidos como Flysch del campo de Gibraltar o unidades
Tecto-Sedimentarias, que se componen de materiales arcillosos y arenosos, que
forman capas que se suceden (estos son los materiales que se encuentran en
amplias zonas del valle del Guadalhorce, en Coín, Pizarra, Álora, Cártama,
Casarabonela…) que son de naturaleza clara, amarillenta. Estos materiales
reciben los depósitos de otros más oscuros, más modernos, que los entierran.
Estos materiales son los que conforman las paredes de los Hacho, las areniscas,
molasas y conglomerados bioclásticos del mioceno. Posteriormente, los reajustes
hidrostáticos y las presiones que siguen hoy día elevando la Sierra de las
Nieves, reactivaron los relieves de los materiales maláguides y alpujárrides, y producen la elevación de todo el complejo, que da lugar la emersión de estos materiales
hasta unas alturas de más de 400 metros que ocupan hoy.
Los materiales oscuros se depositaron en un mar con clima seco,
desértico o semi desértico, posiblemente parecido al actual, pero con episodios
más secos.
Sin ninguna duda estos materiales tuvieron una extensión
mucho mayor en el pasado, pero la erosión los ha recluido a las zonas indicadas.
Además, como curiosidad, añadir que las areniscas que forman estos montículos
elevados, se componen de unos granos que si se descementan (si se disgregasen),
son idénticos a los que hoy día aparecen en las playas malagueñas.
El mucicipio de pizarra se sitúa sobre las arcillas del aljibe, al pie de las molasas y areniscas del mioceno. |
Estas areniscas y conglomerados dan lugar a suelos muy
porosos y secos, pero que con el paso del tiempo tienen buen rendimiento en
arcillas y sobre ellos debería desarrollarse un bosque de encinas (abundan los
materiales calcáreos y los suelos son básicos) acompañadas de coscojas,
algarrobos, acebuches, palmitos, lentisco, durillo, jaras, retamas y
aromáticas.
Sobre los materiales más claros que les sirven de base, las
arcillas y areniscas del Aljibe, debería desarrollarse un espeso acebuchal.
Sobre estos materiales pueden llegar a aparecen vertisoles, que son unos suelos
aptos para los acebuches y retamas. El acebuchal actualmente se encuentra
“domesticado” y adehesado en olivar.
Como última curiosidad destacar la gran abundancia de
fósiles que presentan las areniscas oscuras del Hacho, especialmente ricas en
pectínidos (moluscos de aspecto similar a los berberechos y conchas finas).
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jueves, 15 de mayo de 2014
El Torcal: Insostenibilidad aplicada a la gestión de espacios naturales.
El Torcal de Antequera es uno de los espacios de mayor interés geológico,
botánico y zoológico de toda la Península Ibérica. Con 20 kilómetros cuadrados
de superficie. Entre sus rocas nos sumergimos en un recorrido por la evolución geomorfológica
del sur de Europa y nos encontramos con un pequeño universo de biodiversidad
constituido por un gran número de especies vegetales endémicas. Se han
catalogado 664 especies de plantas, 12 especies de líquenes, 77 de Briofitos
(musgos y hepáticas) y 10 de Pteridofitos (helechos). El mundo animal está
representado por 128 especies.
El centro de visitantes de El Torcal Alto, así como las
infraestructuras que lo acompañan, como el parking en el mismo centro y el que
se encuentra a pie del camino de subida, están diseñados para dar “servicios”
al mayor número posible de visitantes, que acuden en masa especialmente los
fines de semana. Hasta de una cafetería que ofrece menús dispone el visitante.
La visita a este espacio de tan delicada ecología se ha
convertido en un divertimento, como cualquier otra visita turística, sin que
medie ningún tipo de interés ecológico, más allá de la mera contemplación del
paisaje. El visitante se marchará sin tener ni la más remota idea de qué es lo
que ha visitado y tras de sí habrá dejado basura, pisado alguna planta,
arrancado alguna piedra… habrá ocasionado algún pequeño impacto, lo que es casi
inevitable. La suma de esos pequeños impactos realizados por ese enorme número
de visitantes ya sí que supone algo preocupante. Y me pregunto, ¿qué beneficio
obtiene la población del lugar, tanto de Villanueva de la Concepción como de
Antequera, de la masificación de este paraje natural?
El modelo de gestión parece que prima “rentabilizar” al
máximo la inversión realizada en el monstruoso centro de interpretación, que
tiene una arquitectura y unas dimensiones nada recomendables con el lugar en el
que se enclava, así como las enormes explanadas de parking construidas, como
no, con alquitrán, para hacer lo más cómoda posible la visita del turista. Aquí
las medidas de integración paisajística, de mitigación de los impactos visuales
y de corrección de los impactos brillan por su ausencia, es más, al visitante
senderista perezoso, se le ofrece un autobús (son dos microbuses los que se
turan con viajes cada 10 minutos) para que no tenga que recorrer el sendero
de unos 3 km que separa la zona de
parking inferior del paraje.
Bajo mi punto de vista este modelo de gestión es un
verdadero desastre y se están causando graves daños a una rica y muy delicada
vegetación así como a la fauna. No tiene sentido que un ecosistema tan delicado
no tenga un control sobre el número de visitas, que deberían limitarse de
alguna manera. Igualmente resulta increíble que se permita al ganado vacuno
pastar dentro de la zona protegida (no he sido testigo del pasto del ganado
caprino, pero seguro que también ocurre).
Hay zonas ricas en fósiles que han sido totalmente
destruidas. Estaban constituidas por limos fosilizados, que han sufrido agrietamiento
y se han desprendido, de manera que ya los fósiles de ammonites no son
reconocibles.
Es frecuente encontrar basura por el camino, especialmente
entre grietas de las rocas y galerías: pañuelos, toallitas, envoltorios,
servilletas, tampones y alguna cosa más adornan la visita del senderista
responsable que sí quiere disfrutar del entorno natural. Las plantas pisadas,
ramas quebradas, estiércol de vaca, también acompañan la ruta del senderista.
Los gritos y el ruido de los grupos de visitantes amenizan la velada y sirven
para garantizar que no nos cruzaremos con ningún animal peligroso, claro,
tampoco inofensivo. El ruido llega a ser elevado, no es ninguna exageración.
La propia administración con su criterio totalmente absurdo ha
puesto el germen para la destrucción del entorno.
viernes, 9 de mayo de 2014
Senderismo en Sierra de las Nieves: especies vegetales de las cumbres.
En
las altas montañas malagueñas, en especial en Sierra de las Nieves (Sierra de
Tolox), y menos desarrollado en Sierra Tejeda (La Maroma y picos colindantes)
se superan los 1.500 metros. A estas alturas las arboledas se desarrollan con
dificultad debido a las condiciones climáticas y a la elevada presión erosiva a
la que se someten las pendientes elevadas, que dificultan la aparición de
suelos profundos. No obstante, en el PN Sierra de las Nieves se desarrolla una
población de un endemismo local, el quejigo de alta montaña, que debió formar
en el pasado poblaciones densas, ahora adehesadas para crear pastos para el
ganado, y debieron crecer acompañados de un mayor número de especies arbóreas y
arbustivas que ahora aparecen muy diseminadas, y que tan solo alcanzan una
cierta densidad en zonas resguardadas, dolinas y las zonas más llanas en el
altiplano, donde la erosión no es tan intensa.
La comunidad vegetal que se desarrolla a estas alturas es muy rica, formada por matorrales rastreros y espinosos, adaptados a las duras condiciones ambientales con inviernos fríos con frecuentes heladas y superan épocas de enterramiento por nieve. Además crecen preferentemente sobre terrenos calcáreos, de calizas, brechas y dolomías, con una limitada capacidad de retención de agua y una elevada porosidad, por lo que han de adaptarse a suelos xerófitos (secos) a pesar de que el clima se mueve entre el mediterráneo húmedo y el hiperhúmedo.
Entre 1.500 y 1.700 m de altitud nos encontramos con el piso supramediterráneo. Dominan los arbustos de aspecto almohadillado más o menos espinosos como los piornales de Erinacea anthyllis, Echinospartum boissieri, Astragalus nevadensis y Hormathophylla spinosa, acompañados de matorrales achaparrados como el sanguino (Prunus prostrata), pendejo (Bupleurum spinosum) y el espino (Rhamnus myrtifolius), también denominado abarcapiedras, que a veces emergen entre las grietas de roquedos preferentemente calizos. La densidad de estos matorrales puede ser muy alta y llega a cubrir todo el suelo formándose un manto vegetal muy tupido, casi a ras de suelo, dificultoso para andar, convirtiéndose en una verdadera alfombra multicolor.
El estrato arbóreo suele estar formado por quejigos (Quercus alpestris), que en estas altitudes tienden a desplazar a las encinas (Quercus rotundifolia) que, a medida que suben en altitud, adoptan un porte arbustivo, incluso achaparrado.
Habitualmente Quercus alpestris no forma masas monoespecíficas, siendo más frecuente encontrar los quejigos mezclados con encinas, pinsapos, pinos y otros árboles como los tejos (Taxus baccata), arces (acer granatense y Acer monspessulanum), mostajos (Sorbus aria) y manzanillo (Cotoneaster granatensis).
Otras especies de arbustos y matorrales espinosos son: el endrino (Prunus spinosa), cerezo de Santa Lucía (Prunus mahaleb), majuelo (Crataegus monogyna), el agracejo (Berberis hispanica), rascaviejas (Ononis reuteri), que es un importante endemismo, la hierba de las siete sangrías (Lithodora fruticosa) y otros caméfitos espinosos.
Respecto el estrato lianoide abundan las madreselvas como Lonicera splendida y Lonicera arborea; aunque quizá la especie más sorprendente de todas sea la adelfi lla (Daphne laureola), planta relíctica propia de laurisilvas, que forma parte del sotobosque de las formaciones caducifolias, mixtas o aciculifolias, que frecuenta los lugares umbrosos al abrigo de roquedos.
Cabe
también destacar destacar la abundancia de plantas rupícolas y herbáceas de
montaña que albergan los roquedos que se encuentran en este nivel altitudinal;
muchas de ellas son muy raras de ver fuera de este hábitat concreto, en su
mayor parte endemismos béticos. Entre estas especies destacan: Arenaria
erinacea, Biscutella frutescens, Convolvulus boissieri, Crepis albida, Draba
hispanica, Erinus alpinus,
Erodium cheilanthifolium, Globularia spinosa, Leucanthemum
arundanum, Linaria aeruginea, Phlomis crinita, Potentilla caulescens, Saxifraga
camposii, Saxifraga reuteriana, Silene
andryalifolia, Thymus granatensis y Veronica
tenuifolia subsp. Fontqueri
En
las zonas de alta montaña a partir de los 1.700 m hasta los 2.900 m de altitud sobre
el nivel del mar aparece el piso oromediterráneo. El piso oromediterráneo corresponde
a las altas cumbres como el pico Torrecilla, Picacho, Enamorados y Fatalandar, en
la Sierra de las Nieves. El estrato arbustivo es la formación vegetal dominante
y más profusa. En particular está compuesto por diversas especies de arbustos
enanos y pegados al suelo entre los que destacan la sabina rastrera (Juniperus
sabina) y el enebro rastrero (Juniperus
communis subsp. nana),
y matorrales espinosos adaptados a estas cumbres como es el caso de Astragalus
sempervirens, Berberis hispanica, Hormatophylla
spinosa, Helianthemum viscidulum, Lithodora
fruticosa, Lonicera arborea, Prunus prostrata, etc.,
que también pueden verse en el piso supramediterráneo. Entre los pastizales
vivaces en calizas y dolomías cabe destacar distintas especies de lastones como
Festuca hystrix y Festuca
scariosa, que también colonizan las fisuras y oquedades
de los roquedos.
lunes, 5 de mayo de 2014
Senderismo en El Torcal: Cómo se formó el Torcal.
El Torcal es una formación
kárstica enmarcada dentro del cinturón penibético que forma un arco que
encajona al río Guadalhorce al norte y al oeste. Ocupa una zona importante de
la Serranía de Ronda, [entre la Sierra de las Nieves (o Sierra de Tolox), Sierra
del Pinar (y Sierra Cabrilla), y Ronda], siendo la formación más destacada del
penibético Sierra Blanquilla. También forma las Sierras de Teba y de Abdalajis. [Penibético hace referencia a una
formación geológica, no a las Sierras Penibéticas]
El Torcal forma un altiplano,
una especie de meseta escalonada, que ha sufrido importantes procesos erosivos
y hundimientos, que han configurado el actual paisaje de crestas y dolinas
hundidas, así como cavidades colapsadas y derrumbes, que crean los pasadizos
entre valles.
Se distinguen 4 zonas en el
Torcal:
1. Sierra Pelada, al Este del Paraje, consistente
en una extensa área de lapiaz y frecuentes dolinas. Su cota máxima es de 1.198m.
2. Torcal Alto, al Suroeste, encierra la mejor
zona de relieve kárstico del macizo. Una gran cresta rocosa, Las Vilaneras, la
separa del Torcal Bajo, situándose en ella el punto de máxima altura del
Paraje: el Camorro de las Siete Mesas (1.336 m).
3. Torcal Bajo, situado entre las dos
anteriores, es similar al Torcal Alto aunque menos espectacular. Dominan las
grandes uvalas y dolinas, así como amplios corredores no tan angostos como en
el Torcal Alto.
4. Tajos y laderas, delimitan casi perimetralmente el
Paraje, siendo más espectaculares en la cara Sur; su grandeza y variaciones
geomorfológicas les confieren un carácter sobrecogedor. Se depositan brechas
cuaternarias que sufren también procesos kársticos y aparecen dolinas.
La formación de este paraje
se enmarca dentro de la orogenia alpina. En el Torcal aparecen materiales del
Penibético, una de las zonas externas de la Cordillera Bética. La elevación de
los materiales penibéticos, originalmente marinos, al igual que el resto de las
zonas externas de la cordillera Bética (Subbético y Prebético), comienza en el
terciario, hace 25 millones de años, cuando colisionan un trozo desgajado de la
placa africana (la placa de Alborán, en concreto el bloque Subsardo) con la
placa Ibérica, lo que cierra el antiguo mar de Tetis (que separaba Iberia, que
era una isla, del continente africano mesozoico) y origina, además de las
elevaciones montañosas, la aparición del Mediterráneo. El bloque subsardo
subduce bajo la placa Ibérica por las fuerzas generadas en la dorsal del Rift
marroquí.
Los materiales que forman el
grueso de El Torcal son de naturaleza calcárea, casi exclusivamente del
jurásico. (No se consideran ni los materiales terciarios ni los cuaternarios
para simplificar la explicación). Los procesos sedimentarios duran 175 millones
de años. Los materiales jurásicos se dividen en:
1.
Calizas oolíticas
y nodulosas que se depositan durante todo el jurásico. Afloran en la mayor
parte del Torcal Alto. Son muy ricas en fósiles.
2.
Dolomías y
calizas oolíticas del Lías y el Dogger. Camorro Alto, Sierra Pelada y en el
Torcal en el Camorro de Siete Mesas y el Torcal Bajo.
3.
Calizas nodulosas
rojas y blancas, muy características de El Torcal. Se depositan en un corto
periodo del Malm (durante el Oxford). Se enmarcan en el Ammonítico Rosso.
Afloramientos dispersos entre Sierra Pelada y el Torcal Alto. Materiales recorridos
por las rutas de senderismo. Especialmente ricas en fósiles.
4.
Calizas
seudonodulosas y calizas oolíticas del Malm. Al SO y en el Torcal Bajo.
En resumen, son rocas propias
de medios marinos someros, de fondos poco profundos, en zonas de arrecifes de
coral, con un clima cálido, tropical, donde escasean las deposiciones
turbidíticas. Los materiales se forman en unas condiciones climáticas y geográficas
muy diferentes a las actuales y a las que desarrollan los procesos kársticos.
Las presiones que provocan la
elevación de los materiales calcáreos hasta hacerlos emerger de las aguas
continúan actuando en la actualidad y parece que han ocurrido episodios
recientes de elevación en todo el entorno. Estas fuerzas son las mismas que
favorecen el agrietamiento y fracturación (diaclasado) de los materiales y la aparición de fallas. Las fallas y las
diaclasas contactan de forma perpendicular favoreciendo la separación de
bloques. Además, es frecuente que los materiales calizos estén tableados, esto
es, posean capas de mayor porosidad que otras, así como capas más margosas, de
manera que la resistencia a la erosión química y física es diferencial en
función de las capas de sedimento. O sea, se suceden capas más duras y más
blandas dentro del mismo tipo de roca.
Los materiales adquieren una
conformación en forma de champiñón, con los flancos más delgados y el centro
más grueso y elevado. Sobre los flancos se favorece la disgregación de los
materiales y aparecen paredes abruptas y elevada pendiente (se depositan
brechas y piedemonte), mientras que en la zona central, las diaclasas y fallas
favorecen la aparición de procesos de meteorización química, originándose el
modelado kárstico.
Durante el terciario, cuando
los materiales se elevan, el clima en la zona sufre cambios muy importantes. Se
vuelve más seco (fascies rojas) y más frío (especialmente durante las
glaciaciones cuaternarias), de manera que se crean condiciones favorables para
la erosión química de los materiales calcáreos. El agua fría tiene mayor
capacidad de disolución de los carbonatos. Además, el hielo ejerce tracción
mecánica sobre las rocas, al acumularse entre las grietas, favoreciendo la disgregación.
Los procesos erosivos que dan
lugar al Torcal son complejos y seguramente en ellos estén implicados también
fenómenos como el viento y la colonización vegetal preferente de zonas de
grietas, que podrían explicar la erosión diferenciada que sufren los materiales
dando lugar a esas formas tan
características como en “tornillo” o tableadas típicas de la zona. Sin duda
alguna, también resulta fundamental para entender el paisaje y las formas que
lo caracterizan las características de las calizas, que combinan capas más
resistentes con otras más blandas (mayor y menor porosidad y mayor y menor
margosidad).
Hay que diferenciar dos
procesos erosivos, los que ocurren en la superficie y los que ocurren en zonas
subterráneas. En el Torcal hay una gran número de cuevas, galerías y simas, con
un enorme interés para la espeleología, así como una compleja red de cámaras
rellenas de agua, que generan un importante número de surgencias y nacimientos.
El manantial más importante es de La Villa, al norte, cerca de la localidad de
Antequera.
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viernes, 2 de mayo de 2014
Senderismo en Tolox: Ruta hasta Cueva de la Tinaja (Ermita de las Nieves)
Desde la localidad malagueña de Tolox, al sureste del PN
Sierra de las Nieves, parten un buen número de rutas, la mayoría de ellas muy
bonitas. Tolox reúne los paisajes de los más interesantes de todo el parque
natural. La abundancia de agua, fuentes y manantiales mantiene una vegetación
exuberante, tanto de huertas como de bosques. Son varias las cascadas que
pueden visitarse, así como una amplia variedad de ecosistemas. Además, bajo mi
opinión al menos, desde Tolox parten las rutas de ascenso al Torrecilla más
hermosas, aunque también más duras.
La ruta que os propongo parte desde el mismo municipio,
desde la Plaza Alta. Hay señales en el mismo municipio que señalan la ruta
hacia la Ermita de las Nieves. El sendero comienza por un carril asfaltado con
hormigón, por el que circulan vehículos, aunque sean pocos y vayan despacio. Lo
primero a destacar de la ruta es la abundancia del agua en la zona. El agua lo
ocupa todo. El arroyo lleva agua de forma casi permanente y hay numerosas
fuentes. La fuente amargosa aparece al poco de comenzar el sendero (manantial
de aguas sulfurosas amargas, asociadas a las serpentinas). El camino corre
paralelo al arroyo y a las conducciones de agua para el riego de las huertas.
Son varios los molinos que se visitan en el recorrido.
Inicio de la ruta |
Puente que da comienzo a la ruta muy cerca de la fuente amargosa |
El camino que sale del pueblo hacia la ermita |
Hasta la misma ermita puede accederse en coche por un carril
que va un poco más allá, hasta cruzar el arroyo. Os recomiendo seguir las
indicaciones hacia Virgen de las Nieves, en vez hacia Ermita, para disfrutar
del sendero que discurre en paralelo al arroyo, por una zona de exuberante
vegetación, entre huertas, algarrobos, palmitos, encinas y lentisco.
Poco a poco el sendero se abre hacia el Torrecilla, hacia la cañada de las carnicerías |
El camino se vuelve de tierra al rato de dejar el pueblo |
Vistas de la vegetación |
Pasada la ermita el sendero se vuelve algo más duro, sobre
todo en el tramo final cuando se está cerca de la entrada a la cueva.
La mayor parte de la vegetación está compuesta por pinares
de reforestación, aunque también puede identificarse una comunidad de pino
resinero autóctona, sobre las peridotitas y serpentinitas presentes en la zona,
que contactan con materiales esquistosos. Los pinos resineros ocupan la ladera
de en frente a la que seguimos, en zonas altas del cerro Corona. Los pinares de resinero entran en contacto
con el alcornocal, que llega a ser muy espeso en algunas zonas (en umbría).
Entre los alcornoques crecen castaños (o eso viéndolos desde lejos). Tengo que
planificar una nueva ruta por la cara norte de Cerro Corona, por la pista
forestal más alta, para visitar ese alcornocal.
Por la orilla que transitamos, más calcárea, los pinares
dejan paso a las encinas en escasas ocasiones, aunque en las cumbres sí se ven
grandes encinas. En la zona baja el algarrobo ocupa el papel preponderante
(quizás como cultivo para el ganado), junto con el palmito y el lentisco.
Rodeados del pinar de reforestación, de carrasco, que ha colonizado hasta los
riscos más inaccesibles.
Alcornocal visto dejando el sendero y cruzando a la orilla de enfrente |
La ermita y la zona recreativa que la rodea |
Los pinares se extienden hasta el Torrecilla, donde se
entremezclan con pinsapos hasta que estos últimos se hacen dominantes. Entre
los alcornoques y resineros aparecen de forma aislada pinsapos. Bajan los
pinsapos en umbría hasta alturas de unos 600m y esta presencia nos indica que
la precipitación supera los 800mm anuales. Deben aparecer por lo tanto en zonas
con suelo bien conservado quejigos.
Pinsapo aislado entre los pinares. Las enredaderas tienen acaparados los pinos. |
Campo de naranjos abandonado con el torrecilla al fondo. |
Empezando la subida final hasta la cueva. la vegetación se vuelve muy espesa. |
Cerro Corona |
En el tramo final, poco antes de llegar a la cueva, la
vegetación se vuelve muy espesa. Por tramos hace difícil moverse por el camino.
Hay que ser cuidadoso porque a veces cuesta ver bien el camino y podemos pisar
en falso y caer. Muchísima precaución si se va con niños.
Entrada a la cueva. |
Trabertinos |
Sendero de vuelta a Tolox |
Setas |
Calera abandonada |
Vistas del alcornocal y los castaños |
Vistas de la cañada |
Llegando a Toilox |
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