De manera general podemos definir el pinsapar como un bosque
en el que el pinsapo es el árbol dominante, pudiendo ser el único tipo de árbol
o compartiendo espacio con otros árboles, especialmente caducos, en función de
las condiciones ambientales.
Pueden identificarse dos tipos de pinsapar, el que crece
sobre materiales de naturaleza calcárea y el que crece sobre materiales
serpentinícolas y esquistosos (Plutón peridotítico de la Serranía de Ronda,
unidad alpujárride de Los Reales).
El pinsapo es una especie muy especialista, que habita en un
área muy limitada, definida por un estrecho rango de temperatura y de
precipitación, aunque no de altura. Aparecen pinsapos desde los 500 hasta los
casi 2.000 metros de altura.
El pinsapo es uno de los abetos mediterráneos que quedaron
recluidos a hábitats muy específicos después de la última glaciación. Podemos
considerarlo como un árbol alpino adaptado al clima mediterráneo, por lo tanto,
un árbol especialista de alta montaña, en un clima pobremente representado que
podemos denominar como clima mediterráneo de alta montaña, húmedo o
hiperhúmedo. Bioclimáticamente ocupa dos pisos, el mesomediterráneo y el
supramediterráneo. También aparece de forma aislada, sin llegar a formar
bosques espesos, en el piso oromediterráneo (1.700 hasta la cumbre del Torrecilla
a 1.919m).
El clima mediterráneo, pertenezca al tipo que sea, se
caracteriza por dos fenómenos esenciales: la época de mayor calor coincide con
la de menor precipitación, y las lluvias se concentran en pocos días, con un
marcado coeficiente de torrencialidad. Esto condiciona de manera determinante
la vegetación, ya que debe adaptarse a un periodo de elevada temperatura y
elevada sequedad, por tanto, la vegetación desarrolla estrategias de lucha
contra el estrés hídrico. Por otro lado, la zona en la que habita el pinsapo
climatológicamente es muy peculiar debido a la influencia del Estrecho de
Gibraltar que somete a la zona a un peculiar régimen de vientos, determinantes
en la llegada de humedad a las cumbres, que alcanzan una cantidad de
precipitaciones muy superiores a las zonas bajas. El viento es también un actor
erosivo, capaz de arrastrar suelos fértiles, especialmente en las cumbres,
donde llega a soplar con una elevada fuerza, y moldea a la vegetación
haciéndola crecer rastrera y con caprichosas formas
Los vientos dominantes en invierno son de poniente, que
traen humedad desde el Atlántico, y en verano son de levante, que llevan
humedad del Mediterráneo hasta las cumbres por las noches. Esta humedad es
fundamental para mantener las comunidades vegetales durante los meses
estivales.
La torrencialidad de las lluvias juega un papel decisivo en
cuanto a los procesos erosivos. Al final del verano se produce, de manera esporádica,
el fenómeno de la gota fría, resultado de una elevada evaporación en el
mediterráneo cuyas aguas aún continúan calientes, que se encuentra con una
acumulación de aire frío en capas más altas de la atmósfera, generándose
tormentas virulentas que descargan una elevada precipitación en un corto
periodo de tiempo. Las lluvias se concentran en los meses de noviembre hasta
abril principalmente, y tradicionalmente los meses más lluviosos son los de
diciembre a febrero. Las nevadas más abundantes suelen ocurrir desde finales de
enero hasta finales de febrero.
Las heladas nocturnas son frecuentes en los meses de
invierno aunque raramente son severas. Generalmente no superan los -10ºC.
Podemos diferenciar tres poblaciones esenciales de pinsapos:
b)
Sierra Bermeja. Materiales metamórficos,
formados por rocas ultrabásicas (serpentinas) y esquistos y gneises.
c)
Sierra de Grazalema. Materiales calcáreos.
Los pinsapares de Nieves y Grazalema son equivalentes y se
diferencian sólo en que en Nieves las cumbres son más altas, por lo tanto las
condiciones climáticas permiten el desarrollo de una mayor diversidad de
ecosistemas.
En Sierra Bermeja las condiciones son muy diferentes debido
a los materiales geológicos. Las rocas ultrabásicas presentan elevadas
concentraciones de metales pesados que limitan el desarrollo de comunidades
vegetales climáticas, como encinas, alcornoques y quejigos, y favorecen las
comunidades de coníferas, mejor adaptadas a elevadas concentraciones de metales
en el suelo. Sobre las peridotitas y serpentinitas se desarrolla una flora muy
rica en endemismos.
Algo parecido ocurre con las dolomías, que generan suelos
con elevadas concentraciones de magnesio, que dificultan en establecimiento de
determinadas comunidades vegetales y son el germen de una gran cantidad de
endemismos botánicos. En la Sierra de las Nieves las dolomías se someten a un
intenso lavado por las elevadas lluvias que favorecen la desaparición de los
carbonatos y la reconcentración del magnesio.
En el entorno de Sierra de las Nieves, pueden identificarse
tres tipos de pinsapar:
a)
Pinsapar de solanas, sobre calizas y dolomías.
Mezclado con pinos, encinas y coscojas.
b)
Pinsapar de umbrías. Mezclado con encinas y
quejigos sobre suelos calizos y mezclado con alcornoques, quejigos y
caducifolias sobre suelos dolomíticos (acidificación de las dolomías por lavado
de los carbonatos). En estas condiciones es donde se concentran la mayoría de
los pinsapares puros.
c)
Pinsapar sobre suelos con escasa capacidad de
retención de agua (xerófitos).
En la próxima entrada os hablo del medio biológico y de las
comunidades vegetales.
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