El acebuchal representa un bosque degradado, de encinar,
alcornocal o quejigal, sobre zonas cálidas, o un bosque climático sobre
terrenos arcillosos (vertisoles) o salobres (ricos en yesos), además, es una
comunidad que puede considerarse climática es condiciones limitantes de humedad
ambiental (junto con coscojas).
El bosque de acebuches es denso, apretado y rico en
matorrales de otras especies, escenario ideal para la lenta recuperación del
encinar y el alcornocal, que tanto agradecen crecer sombreados. El acebuche
crece acompañado de numerosas especies de matorrales altos (lentisco, mirto,
espino negro), de palmitos, algarrobos, encinas, alcornoques, quejigos y
coscojas.
El acebuche es un árbol primordialmente termófilo, que huye
de las heladas. Puede considerarse que no soporta temperaturas inferiores a
10ºC (aunque sí que soporta heladas esporádicas algo más bajas) y es muy
resistente a la sequía y las escasas precipitaciones, condiciones en las que
desplaza a la encina y al alcornoque. Posee un sistema radicular muy robusto,
que se ancla al suelo y del que brotan hijuelos o chupones. Los grandes y
retorcidos troncos son señal de edades muy elevadas. Sus raíces están adaptadas
para resistir los procesos compresivos que provoca la expansión de las arcillas
tras periodos de hidratación-desecación, lo que les permite crecer sobre suelos
muy ricos en arcillas como los vertisoles. Además tiene tolerancia a las sales
en el suelo y los sedimentos yesíferos.
Estas características hacen que el acebuchal sea la
comunidad dominante sobre suelos desviantes (vertisoles y salinos-yesíferos)
tan abundantes en la provincia de Málaga, además de la citada cominidad
climática asociada al piso termomediterráneo seco o semihárido, y el estadio
previo de degradación al encinar y al alcornocal. Entonces, ¿por qué es tan
poco frecuente un bosque exclusivo de acebuches?
En buena parte de las provincias de Málaga y Cádiz son
frecuentes los materiales pertenecientes a las unidades Flysch del Campo de
Gibraltar o formaciones Tecto-Sedimentarias. Destacan las arcillas del Aljibe.
Estos son materiales muy arcillosos, que constituyen suelos muy pesados, muy
impermeables y con elevada capacidad de retención de agua, que forman las
llamadas arcillas expansivas, en las que el vertisol es el tipo de suelo
dominante. Los procesos de expansión de las arcillas rompen las raíces de la
mayoría de especies vegetales, pero el acebuche, y la retama por poner algún
ejemplo, han sabido adaptarse a estas condiciones. En el PN Los Alcornocales
los acebuchales se asocian a suelos arcillosos dispuestos en solanas bajas, que
en umbría son sustituidos por alcornocales o encinares. En Málaga estos bosques han sido
domesticados y transformados en olivares (acebuche injertado de olivo), en
campos de cereal y en cultivos de almendro.
En una buena parte de la provincia de Málaga (y la hoya de
Guadix) aparecen fascies arcillosas con yesos, del triásico, que ocupan gran
parte de la comarcas de Antequera y el Guadalteba. Sobre estas arcillas con
yesos la comunidad reinante es el acebuchal (transformado en olivar de baja
productividad o campo de cereal). Cabe destacar que sobre estas tierras se
producen acumulaciones de aguas salobres, con un nivel de salinidad mucho mayor
a las aguas marinas (embalses del Guadalhorce y laguna de Fuente de Piedra).
El bajo Guadalhorce (Campanillas, Churriana, Cártama,
Alhaurín de la Torre) reúne suelos con elevada concentración de arcillas y una
precipitación inferior a los 450mm, donde cabría encontrar un bosque de
matorrales altos, coscojas, encinas dispersas y acebuches (cuanto más margoso
el suelo, mayor proporción de encinas, cuanto más arcilloso más acebuches) Esta
zona, sin embargo, ha sufrido de procesos degradativos severos, que han terminado
por transformar en un páramo estas tierras, y en las que como consecuencia de
la ausencia de vegetación causada por el hombre tienen lugar acusados procesos
erosivos. Las zonas más propensas se han transformados en regadío.
Entonces, una vez analizadas estas condiciones, cabe
preguntarse ¿Por qué no se han venido realizando reforestaciones con acebuche
en todas estas zonas? La realidad es que terrenos que debieran estar ocupados
por acebuches han sido reforestados con pinar, generalmente de carrascos, que a
veces no llegan a alcanzar un porte elevado. Hay un caso de pinar “enano” muy
curioso en Pizarra, donde pinos con más de 20 años no superan los 3 metros de
altura, habiendo muchos ejemplares que ni siquiera alcanzan los 2 metros.
¿Qué tienen los técnicos de las administraciones en contra
de las reforestaciones con matorrales altos, como el acebuche?
Espero que esta tendencia se revierta definitivamente y que
sobre suelos arcillosos y en condiciones de sequedad ambiental, se favorezca la
implantación de acebuches, frente a los pinares, acompañados de matorrales
leñosos o retamas. En zonas en las que quiera primarse la retención de suelo,
el pinar podría acompañarse de acebuches. Disponiendo de una especie tan
resistente y tan bien adaptada a las condiciones reinantes en buena parte de la
provincia de Málaga, no tiene sentido seguir introduciendo carrascos que no son
autóctonos para la inmensa mayoría de ecosistemas malagueños. Quizás pueda explicarse
porque en ocasiones es complicado hacer germinar la aceituna de acebuche o al
desconocimiento sobre el acebuchal como ecosistema, pero merece la pena entre
todos recapacitar en el asunto y empezar a abrir la mente hacia nuevas técnicas
de reforestación.
Pues estoy contigo, creo que es lo ideal es utilizar especies autóctonas de cada lugar para proteger zonas degradadas y con escasez de precipitaciones.
ResponderEliminarTal vez no se use el acebuche por lo complicado que es hacer germinar la aceituna, aunque si se la coge madura, se la descarna y se casca el hueso el porcentaje de germinación es muy alto. Además crecen lentamente y tiene un porte arbustivo y los arbustos no es que caigan muy bien en ciertos sectores. Verdaderamente se debería abrir la mente, como dices, hacia nuevas técnicas de reforestación.
Muchas gracias por tu comentario. Creo que das en la tecla, el matorral no gusta. Se prefieren especies de crecimiento más rápido que dan resultados visuales antes, aunque el ecosistema que se cree así sea artificial. Deberíamos entender todos que el bosque mediterráneo pasa por estadíos arbustivos que incluso pueden ser climáticos bajo determinadas circunstancias. Es preferible un matorral bien adaptado que un bosque foráneo de altos árboles por muy visualmente atractivo que resulte.
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