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viernes, 23 de mayo de 2014

Senderismo en Guadalteba: Aguas salobres.


En esta entrada voy a intentar explicar el motivo de la existencia de aguas saladas en la provincia de Málaga, especialmente en las comarcas de Guadalteba y Antequera.

En la provincia de Málaga existen dos importantes masas de agua salada y en la existencia de ambas tiene algo que ver la mano humana. Por una parte el embalse del Guadalhorce, que recibe los aportes de aguas hipersalinas del manantial de Meliones así como de arroyos salados, y por otro la laguna de Fuente de Piedra, que tiene un origen natural pero ha sufrido importantes modificaciones por parte del hombre para favorecer la evaporación y aprovechar la sal.

El origen de la salinidad que presentan estas aguas del noroeste de la provincia de Málaga se encuentra en el llamado Trías de Antequera. Durante todo el triásico el borde de la placa Ibérica, dentro del mar de Tetis (Thetys), debió formar una especie de laguna salada somera, que se quedaba aislada del océano por épocas hasta llegar a secarse, produciéndose precipitación de sales. Estos episodios se alternan con épocas de depósitos calcáreos, que evidencian episodios de inmersión-emersión. El resultado es la paulatina acumulación de capas de arcillas, margas y brechas ricas en yesos o directamente de gruesos depósitos de yesos.

Estas capas ricas en yesos de edad triásica dan paso a materiales eminentemente marinos, especialmente calcáreos, durante el mesozoico, hasta el origen de la orogenia alpina, momento en el que los materiales sufren algunos episodios de deformación, se pliegan, y se favorece la aparición de cuencas sedimentarias continentales en las que se depositan materiales del terciario (mioceno) que también pueden llegar a acumular yesos que tienen su origen en materiales más antiguos.

El manantial de los Meliones tiene su origen en un karst sobre yesos que alcanzan un grosor importante, y que configura una compleja red de manantiales que alimentan a varios arroyos y terminan vertiendo al río Guadalhorce. Se acumulan en el embalse del Guadalhorce el cual ha alcanzado una salinidad elevada, que en las zonas más profundas supera a la del mar (las aguas salinas son más densas y tienden a hundirse en el fondo, mientras que las dulces que entran al embalse se acumulan en la superficie, en un efecto denominado la trampa de salinidad o de densidad). La salinidad es debida a yesos y sodio entre otras sales. Las aguas que salen del manantial de los Meliones pueden llegar a duplicar la salinidad marina en función de las condiciones ambientales.

En la laguna de Fuente de Piedra la salinidad parece provenir esencialmente de las capas profundas de suelo (arcillas rojas del Trías de Antequera) que sirven de base a materiales más modernos del mioceno, que han sufrido un proceso secundario de salinización y son los que funcionan como acuífero. Las lluvias llevan los freáticos a la superficie y las aguas disuelven las sales del sustrato formándose así la lámina de agua salina. Conforme avanza el verano y aumenta la evaporación el nivel de salinidad aumenta, hasta alcanzar unas condiciones de salinidad que permiten solo la vida de organismos extremófilos (adaptados a vivir en condiciones de vida extremas). Estas algas forman unas películas sobre el fango de la laguna que sirve de alimento a los flamencos.


En futuras entradas os hablaré algo más sobre los karst sobre yesos andaluces, que forman unos espacios de extraordinaria belleza y de un valor ecológico incalculable.

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